Tras la llegada de la pandemia a la sociedad y el aumento en la tasa de mortalidad debido a los contagios de este virus, hablar de la muerte de seres queridos y conocidos fue un tema de conversación en nuestros entornos.
“El duelo de un adulto es diferente al de un niño y esto varía dependiendo de la edad del menor. Lo peor que puede ocurrirle a un niño es que esa persona con quien tiene un lazo fuerte se muera”, indica la doctora Esperanza Durán, psicóloga, jefe de soporte emocional de la Clínica Colombia de Colsanitas.
Según los expertos que han analizado esta situación, el factor principal a tener en cuenta debe ser la verdad, aunque sea difícil comunicar este tipo de acontecimientos a los menores, además, es beneficioso contar la realidad de lo que ocurrió, evitará que el niño imagine escenarios, saque sus propias conclusiones o se encuentre confundido por lo que ocurre a su alrededor.
Una de las variables que se tienen al momento de hablar de la muerte y acompañar el duelo de los niños es su edad, en la manera de asimilar esta noticia la edad es importante, puede que no lo comprendan de manera rápida si aún está una corta edad, a medida que van creciendo van generando este sentido de percepción.
Sin embargo, hay que decirles siempre, sin importar la edad, la verdad, con respuestas cortas y puntuales, porque las explicaciones largas no las van a entender. Funcionan frases como: “no podía respirar bien”, “tenía muy dañado su cuerpo”, sin darle explicaciones médicas extensas.
Los expertos recomiendan que niños tan pequeños no vean los cuerpos del fallecido en cuestión.
Entre los 12 y los 18 años ya podemos encontrar un pensamiento mucho más profundo, razonal y desarrollado, además cuentan con la capacidad de entablar conversaciones más profundas sobre la muerte y los distintos escenarios que esta situación puede contener.
Debes tener en cuenta los posibles cambios de actitud, bajo estas situaciones es más factible que ocurran en estas edades, acompañar y tener un constante diálogo con los adolescentes ayudará en gran medida para afrontar el duelo de la mejor manera posible.
Fuente: Bienestar Colsanitas
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