Desalinizador solar: La historia de un proyecto que muestra la persistencia de los ingenieros eléctricos.

Julio 10, 2024
inelandes

El 21 de marzo de 2019, Uniandinos firmó con Ingenieros sin Fronteras Luxemburgo (Engineers Without Borders Luxemburgo – EWBL), un memorando de entendimiento para la transferencia de tecnología y desarrollo conjunto de un desalinizador solar, que podría ayudar a solucionar el problema del acceso al agua potable en lugares como San Andrés y la Guajira. Inelandes fabricaría un modelo basado en una patente europea que EWBL cedería con fines filantrópicos.

 

Luego de conformar un equipo de trabajo y recibir la transferencia de tecnología, Inelandes comenzó el ensamble del prototipo.

 

El proyecto se enfrentó a diversos retos: la pandemia, falta de tiempo de los voluntarios, falta de herramientas y de un taller metalmecánico, no disponibilidad de todos los elementos del diseño original y lo más grave: un costo muy superior al estimado en dólares para el equipo. El ánimo de cumplir con nuestro compromiso con EWBL y ante la asociación, que financió al capítulo desde el fondo de proyectos especiales, llevó a Juan Diego Pico, el gerente del proyecto, primero que todo, a conseguir un taller que nos ayudara ad honorem. Solucionado este inconveniente, hubo que buscar componentes sustitutos a los del diseño original, que se encontraran en el mercado colombiano, a un precio razonable.

 

Se logró el primer prototipo, pero tenía muchas dificultades técnicas y por si fuera poco, el gerente del proyecto tuvo, por razones de trabajo, que retirarse, afortunadamente en el equipo de trabajo se encontraba Gerardo Merino, quien asumió el liderazgo desde ese momento.

 

La empresa proveedora de la tecnología se quebró y perdimos el soporte técnico, de EWBL, cuando el prototipo aún no funcionaba correctamente. El equipo del proyecto tuvo que decidir si se aceptaba el fracaso o se intentaban alternativas. Gerardo Merino comenzó a hacer modificaciones y con el soporte del presidente del capítulo en ese momento, el ingeniero Miguel Zapata, se llevó al Consejo de Presidentes de Capítulos, para pedir ayuda a otros actores, que aportaron ideas para que el prototipo funcionara. En ese momento se involucró Jorge Ardila, quien con su empresa: Aguacol, le dio un segundo aire al proyecto y los ajustes técnicos continuaron avanzando.

 

El proyecto sufrió un nuevo golpe debido a las restricciones de la pandemia: ya no se podía ir al taller donde se encontraba el equipo e Inelandes quedó solo, con Gerardo como líder, que no desfalleció, pese a las dificultades. El proyecto fue conocido por el ingeniero Alfonso Fernández, quien puso su taller a disposición del proyecto y, junto con los nuevos integrantes de la junta del capítulo, que le dieron al proyecto un nuevo aire, continuó la búsqueda de la solución a los problemas técnicos.

 

Finalmente, a finales de 2023, se logró ensamblar un prototipo que funcionó correctamente y se estima que el costo de la solución estándar, con una fabricación artesanal, es de 350 USD; suma razonable para solucionar el problema de agua a una familia.

 

En el 2024 se trasladó el equipo a Uniandinos, para facilitar las pruebas de funcionamiento y mediciones de eficiencia, última etapa en el desarrollo de un prototipo. Lo anterior permitió a Inelandes “cantar victoria” y mostrar el diseño al mundo.

 

En este momento el dilema ya no es encontrar una solución técnica, sino divulgar la existencia de este diseño, para encontrar la forma en que cumpla el objetivo original de llegar a quienes en este momento no cuentan con acceso a agua dulce. Esto implica el reto de encontrar una entidad interesada en utilizar el diseño y probablemente, en paralelo, ceder su uso a cualquier persona, familia, comunidad o entidad que lo quiera utilizar con fines filantrópicos.