El legado de Ludwig van Beethoven

Marzo 04, 2021
Cultura
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Considerado uno de los compositores más importantes en la historia de la música por innovar en la creación de sinfonías, cuartetos de cuerdas y conciertos para piano y orquesta, la formación musical de Beethoven implicó un trabajo extenuante desde niño.

Los testimonios de la época describen a Beethoven como un niño hosco, abandonado y resentido hasta que conoció a Christian Neefe, un músico que se hizo cargo no solo de su educación musical, sino también de su formación integral.

Durante los años que pasó con Neefe, Beethoven estableció amistad con Stefan y Eleonore von Breuning. La presencia de ellos resultó determinante para encaminar la vida del músico, especialmente tras la muerte de su madre en 1787. Ellos lograron conectar a Beethoven con la sensibilidad liberal de una época convulsionada por los sucesos revolucionarios franceses, brindándole armas sociales para tratar directamente a la nobleza ilustrada.

A pesar de que la capital musical de Europa contaba con trescientos pianistas profesionales y otros seis mil estudiantes, Beethoven se convirtió en una celebridad como pianista.

Su manera única de tocar, unida a sus impetuosas interpretaciones, le abrieron el camino para darse a conocer como compositor, destacando por ejecutar obras diferenciadas del clasicismo de Mozart y Haydn. Beethoven era la gran novedad.

El debut como compositor se produjo con su Sinfonía No.1 en Do mayor, en el Teatro Real Imperial de Viena, el 2 de abril de 1800. Si bien ganó el reconocimiento del público, el compositor detestaba su obra al considerar que era “deficiente”.

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El trabajo de Beethoven se divide en tres estilos, todos muy ligados a su vida.

El primero, “Clásico”, considera desde su infancia hasta 1799.

El segundo, “Heroico”, comienza en 1800 y abre las puertas del romanticismo. También se relaciona con la aparición de su sordera y como punto de origen de la mayoría de sus obras más conocidas: EmperadorHeroicaQuinta sinfoníaPastoralPrimavera, AppassionataPara Elisa y la icónica Claro de luna.

Por último, se encuentra el estilo “Reflexivo”, el que refiere al final de su vida y contiene sus obras más profundas e inquietantes: los últimos cuartetos para cuerdas, Novena sinfoníaMissa SolemnisHammerklavier, las tres últimas sonatas para piano, y las Variaciones Diabelli.

Todas estas etapas marcan un antes y un después en la historia, convirtiéndose en el punto de referencia para comprender la esencia de la música y reconocerla como una de las grandes creaciones del hombre; hasta el día de hoy.

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En la década siguiente llegaría la explosión definitiva de un compositor entregado a una producción febril, con hasta cinco sinfonías más. Su carácter indómito, ajeno a las convenciones sociales de la época, le fue apartando cada vez más del mundo. Beethoven, receloso de la autoridad y de un sistema de clases sociales que le arrebató el amor en su día, no aceptaba imposiciones de nadie y al genio se le permitía actuar libremente a cambio de obras mayúsculas que pasarían a la historia. Mientras, al éxito profesional Ludwig unía en su intimidad un profundo padecimiento por su aislamiento cada vez mayor.

Los últimos siete años de Beethoven estuvieron marcados por la soledad y la introspección. Un episodio muy señalado en su última etapa es la lucha por conseguir la custodia de su sobrino Karl cuando murió su hermano Kaspar. Sin embargo, su sobrino deseaba estar con su madre y no con él. Nunca consiguieron tener una buena relación.

Hacia el 1800, cuando Beethoven tenía 27 años, su éxito no dejaba de crecer. Estrenó su Primera Sinfonía y se ganó la admiración de la sociedad.

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Su carrera y su vida pasan por un punto de inflexión importante: la sordera empieza a agudizarse, su sufrimiento por ello también. Consideraba que el hecho de que un músico se quedase sordo era una gran desgracia. Según el museo Beethoven-Haus Bonn (de Alemania), así es como Beethoven habría escuchado su 5ª Sinfonía, una de las más conocidas del artista.

En 1802, el artista escribió una carta a sus hermanos, conocida más tarde como Testamento de Heiligenstadt, donde se mostraba preocupado por su pérdida de audición. En ella afirmaba que incluso había contemplado el suicidio.

Sin embargo, siguió componiendo. Es en esta etapa cuando llegaron piezas de un estilo muy identificable: Claro de lunaPatéticaSonata para piano nº 8 Para Elisa.

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http://bit.ly/beethoven-clasico-o-romantico