Historia de un asesino: El Perfume

Mayo 14, 2021
Cultura

Editada en 1985 y con más de 150 millones de copias vendidas en multitud de idiomas, ‘El perfume’ es una novela única en su especie. En ella, y a través del personaje de Grenouille, un hombre cuyo sentido del olfato está tan desarrollado que puede distinguir olores a cientos de kilómetros de distancia, Süskind introducía al lector en el apasionante mundo de uno de los sentidos a los que solemos prestar menor atención, consiguiendo trasladar al lector a través de sus detalladísimas descripciones y de una narrativa soberbia, las plenas sensaciones olfativas que tendríamos de estar oliendo algunos de los objetos que aparecen en sus páginas.

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De ahí que Süskind fuera el primero en afirmar el fuerte carácter de inadaptabilidad de su texto y la expresa voluntad de que, si alguna vez era llevado a la gran pantalla, sólo Stanley Kubrick o Milos Forman fueran los cineastas idóneos para poder trasladar de forma precisa el alucinante mundo sensorial descrito por su virtuosísima pluma.

Tuvieron entonces que pasar casi tres lustros para que, a principios de este siglo, el pertinaz productor consiguiera su objetivo y lograra que Süskind se rindiera a sus envites, desembolsando según se dice por ahí la friolera de 10 millones de euros para poder acometer una fastuosa adaptación que, claro está, necesitaba cuanto antes de dos factores fundamentales: un director capaz y de fuerte personalidad y un actor en el que pudieran darse la mano “el ángel inocente y el asesino” que encarnaba Grenouille.

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La película es bastante fiel al libro, especialmente a su tercera parte, aquella en la que está centrada la película. Sin embargo, hay unas cuantas diferencias reseñables. El libro comienza con el trágico nacimiento de Grenouille mientras que la película inicia con el momento en que van a ejecutarlo, lo que nos lleva a un largo flashback; en la obra de Süskind, el protagonista pasa por más manos que la de su cuidadora al carecer de un olor propio, algo que le hace ser repudiado y considerado un ser casi diabólico, en la película no; en un capítulo de la novela Grenouille contrae ántrax, detalle que no aparece en la película; en la novela, el personaje de Baldini (encarnado por Dustin Hoffman) ha heredado los perfumes de su padre para su venta mientras que en la película este personaje es el autor de sus perfumes aunque está de capa caída.

Quizás el cambio más significativo entre el libro y la película esté en el aspecto físicamente muy degradado por la mala vida del protagonista de la novela en contraposición a la belleza física del protagonista de la película, en una clara concesión a la taquilla de la obra de Tykwer. Salvo este último caso, todos los cambios se traducen en simplificar el alambicado engranaje literario de Süskind para poder materializar una película que no llega a las dos horas y media de duración.

Sin lugar a dudas, Tom Tykwer es uno de los mejores director de cine contemporáneos. La puesta en escena de sus películas siempre está impregnada de una gran inteligencia y buen gusto.

 

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