“Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres normales. Ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario.” Elbert Hubbard

Vivimos en un mundo rodeado de tecnología, que avanza a pasos agigantados y que cada día inserta en nuestra cotidianidad nuevas dinámicas sociales y nos obliga a cambiar la manera en que vivimos y cómo pensamos. Si bien es cierto que la tecnología ha facilitado nuestra vida y ha traído grandes beneficios para la humanidad, también preocupan las consecuencias negativas que ha venido generando y sobre todo lo qué viene para nuestro futuro, especialmente por el tema de la inteligencia artificial (IA).

Según Iberdrola, una empresa líder en innovación, en primer lugar, se debe contemplar que la IA tiene como propósito crear máquinas que puedan tener las mismas capacidades del ser humano.)Y en este sentido, se han logrado avances muy importantes que favorecen al ser humano desde diferentes campos como la, la agricultura, la industria, la logística, entre otras; puesto que optimiza los procesos, reduce tiempos y costos, agiliza la toma de decisiones y potencializa las habilidades del ser humano. Asimismo, en la medicina, un campo tan importante para el ser humano, ha logrado mejorar la rapidez y eficacia de los diagnósticos, así como devolver la salud y mejorar las condiciones de vida de muchos seres humanos. Frente a esto, un caso muy conocido es el de Tim Shaw, una estrella del fútbol americano que fue diagnosticado con ELA y debido a su enfermedad, perdió, en gran medida, sus capacidades de habla; pero gracias a un modelo de reconocimiento de voz, elaborado por Google, logro volver a comunicarse con el mundo.

Sin embargo, así como nos ha favorecido, también ha generado incertidumbre y zonas grises frente al impacto negativo que puede tener en la sociedad, especialmente en el ámbito del empleo, la seguridad de la información y la transformación de las relaciones interpersonales, lo que generaría un retroceso en el desarrollo de habilidades personales. Incluso preocupa el hecho de que en el futuro las máquinas puedan superar al ser humano, tanto en cantidad, como en capacidades y que logren ser autónomas y tomar decisiones propias que puedan perjudicar al ser humano.

Por esta razón, algunas organizaciones con el apoyo de grandes expertos han visto la necesidad de establecer políticas, lineamientos y la definición de buenas prácticas que regulen el desarrollo y la aplicación de las mismas, de manera segura y responsable para reducir los riesgos que conlleva la IA y potencializar los beneficios, siempre dentro del marco de la ética. Así, estas se han venido estableciendo bajo ciertos principios como: el respeto a la autonomía humana, la transparencia referente a los objetivos y funcionamiento del sistema, la responsabilidad en cuanto a posibles daños, la seguridad, la equidad y justicia frente al acceso de estas tecnologías (Centro México Digital, s.f.).

En general, el campo de la inteligencia artificial (IA) es considerada una tecnología emergente y en constante evolución, lo que hace que los marcos regulatorios y jurídicos sean todavía incipientes. Sin embargo, en los últimos años, han surgido una serie de iniciativas y propuestas para abordar los posibles riesgos y desafíos asociados con la IA. Sin embargo, la propuesta más relevante, hasta ahora, es la presentada por la Unión Europea en el 2021 que propone lo siguiente:

1. Las máquinas deberán contar con un interruptor de emergencia para evitar cualquier situación de peligro.
2. No podrán hacer daño a los seres humanos.
3. No podrán generarse relaciones emocionales
4. Las máquinas de mayor magnitud deberán tener un seguro y sus dueños asumirán los costos de cualquier daño
5. Se establecerán de forma legal los derechos y obligaciones.
6. Las máquinas deberán contribuir a la seguridad social

En conclusión, tenemos un camino muy extenso y amplio que recorrer, donde es importante conocer los beneficios pero sobre todo los riesgos que conlleva la implementación y uso de la inteligencia artificial, y empezar a cuestionar, definir y crear un marco ético, asimismo, prepararnos para asumir los retos que trae para el futuro y las posibles implicaciones para nuestra sociedad.

Fuentes:

Artículo de la revista Harvard Business Review, “The Ethical and Social Implications of AI” (2019)

Artículo de la revista MIT Technology Review, “The Future of Work in the Age of AI” (2021)

Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, “Artificial Intelligence and the Future of Work” (2020)

Video de Youtube Originals “the age of ai” https://youtube.com/playlist?list=PLjq6DwYksrzz_fsWIpPcf6V7p2RNAneKc