El pasado sábado 06 de abril, se hizo una visita al parque Natural Chicaque, ubicado en el municipio de San Antonio del Tequendama. La jornada estuvo llena de aventuras y exploración en medio de la niebla y la exuberante naturaleza de la región montañosa. La experiencia comenzó con un refrigerio energético compuesto por agua de panela y arepa de la casa, elaborada con balú, un alimento típico de la Región Andina y con un contenido proteico un 23 % superior al de otras leguminosas.

Los participantes fueron guiados por el parque, donde se les explicó a través de una maqueta gigante la gran variedad de senderos disponibles, con distintas dificultades y atracciones, como orquídeas, miradores, lagos y actividades adicionales como tirolesa y cabalgata. Posteriormente, se adentraron por caminos reales desde la parte alta de la montaña, descendiendo aproximadamente una hora y media hasta llegar al refugio, punto de partida para continuar el recorrido por los senderos elegidos.

Para aquellos que buscaban una experiencia más suave, se exploraron el Bosque de Robles y el Roquedal, donde se pudieron apreciar árboles de la especie Quercus Humboldtii, endémica de Colombia, algunos con hasta 300 años de edad y alcanzando alturas de hasta 30 metros. Esta parte de la excursión tuvo una duración aproximada de 3 horas.

Los más intrépidos emprendieron el Sendero a la Cascada, un recorrido más exigente que culminó con la contemplación de una espectacular caída de agua de aproximadamente 70 metros de altura, donde se disfrutó del almuerzo.

Durante la jornada, se observaron numerosas especies de plantas como líquenes y bromelias, así como flores exuberantes, y se aprendió sobre la técnica utilizada por los músicos indígenas para hacer tinta con la que grababan figuras en la cerámica y en las pinturas rupestres.

Los guías compartieron su conocimiento sobre los antepasados indígenas que construyeron los caminos reales y sobre el ecosistema de niebla, así como sobre las especies animales presentes en el parque, incluyendo osos perezosos, osos andinos, aves y mariposas.

A pesar de la densa niebla que en ocasiones dificultaba la visibilidad, los senderos estaban demarcados y los guías pausaban el recorrido para reagrupar al grupo.

Al final del día, aquellos que optaron por descansar en el refugio pudieron disfrutar de la paz y la vista del lugar mientras esperaban el regreso del resto del grupo.

Se agradeció a todos los participantes por su entusiasmo y espíritu de equipo durante la excursión, y se destacó que las dificultades del terreno y los retos valieron la pena, dejando una experiencia inolvidable grabada en los recuerdos de todos los presentes. La idea de volver al parque Natural Chicaque y emprender nuevas aventuras ya estaba en mente de muchos.