La civilización Romana se caracterizó por su fuerte espíritu militar y por su carácter estratégico . Logró convertirse en potencia por su capacidad estratégica para establecer alianzas. En el siglo VIII Roma era un lugar de paso y sus primeros pobladores venían de los montes albanos y sabinos. Los vecinos etruscos tomaron el poder durante varios años hasta que fueron derrocados por los romanos quienes se consagraron al conformar la República de Roma.
Así entonces, en el año 753 a.C. se conformó como una comunidad pequeña cerca del paso comercial del río Tíber (de la actual Italia). Roma se convirtió en una de las potencias imperiales más exitosas de la historia. Es por lo que avanzó de ser una monarquía (desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo VI a.C.), a república (desde el siglo VI a.C. hasta el siglo I d.C.) y finalmente a Imperio (desde el siglo I d.C. hasta el siglo V d.C.).
Su economía tenía como principales actividades económicas la agricultura, esclavitud y el comercio y su dinámica se estableció como un sistema de intercambio y comercio comunitario.
Su arquitectura en la época de la República, resultó uno de los grandes aportes para las culturas posteriores. Aunque su enfoque no eran las infraestructuras religiosas , se destacaron las obras de ingeniería como los acueductos, los cuales permitieron abastecer de agua a las zonas urbanas, un gran aporte a la sanidad del mundo actual. El cemento y el hormigón que empleaban en la mayoría de sus construcciones, son la razón por la que, aún hoy, algunos edificios se conservan (como el Coliseo y el Foro Romano). Los arcos romanos (que se empleaban en la construcción de puentes y grandes edificios), resultaban un avance importante en la infraestructura debido a que permitían distribuir de manera uniforme el peso del resto de la estructura.
Acompáñanos a recorrer la gran Civilización Romana y adentrarnos en su cultura, política, arte y cultura.