¿Vacunarse o no vacunarse? Esa es la pregunta

Abril 29, 2021
Andinos MD

Viene de Revista Séneca Edición 51, Pág 11.

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Hablando de pandemias y de amores

Como médicos esta época ha sido un reto de dimensiones opuestas, por un lado está el indudable estímulo académico que representa poder vivenciar y conocer de primera mano el desarrollo epidemiológico y biológico de un fenómeno pandémico. Podría equipararse con la alegría de un astrónomo de ver un cometa poco recurrente o de apreciar un eclipse total. Y por el otro lado está la devastadora parte humana de tener que enfrentar la muerte de cientos de pacientes, viéndonos aminorados y derrotados por un enemigo que nos tomó desprevenidos.

Las pandemias son por definición infecciones agresivas, que atacan de manera abrupta a la humanidad, se expanden rápidamente en la población mundial y, de base, la especie no tiene una inmunidad previa adquirida. Como no se conoce el agente infeccioso, la mayoría debe infectarse para adquirir inmunidad natural (también llamada: de rebaño), esto plantea varios escenarios para transformar una enfermedad pandémica en una endémica (infecciones a las cuáles la mayoría de individuos ya pueden enfrentarse porque su sistema inmune está preparado). El primer escenario, que se denominará el “Natural” para efectos de este artículo, es el proceso que debería recorrer el virus para hacerse endémico sin ninguna intervención que frene su propagación. Consiste en que al menos el 80 % de la especie se contagie y, de esta, el 5 % muera y el 15 % quede con secuelas permanentes severas. Mientras que un 20 % restante no se dará ni por enterada. Esto, en condiciones regulares y con la movilidad que tienen los seres humanos hoy en día podría haber tardado unos dos años aproximadamente.

El segundo escenario es el “Cuarenténico”, término acotado para fácil recordación. En este caso, cuando la enfermedad pandémica tenga una morbilidad elevada; es decir, que aun cuando no va a acabar la vida de muchos, sí va a requerir que a la mayoría de los pacientes se les dé manejo médico asistido (hospitalización domiciliara, convencional o incluso cuidado intensivo), los entes regulatorios sugieren el uso de cuarentenas y medidas de aislamiento. Esto es inteligente en el sentido operativo de la pandemia, sobre todo cuando la tasa de contagio es elevada. Para mayor claridad: si la enfermedad es de difícil propagación el hacer contenciones localizadas es suficiente, pero con virus que son trasmitidos por vía aérea o por vectores animales como lo es el dengue, las contenciones deben ser masivas para poder desacelerar el contagio. De manera natural, el curso evolutivo del contagio continuará hasta alcanzar el 80 % poblacional, pero ahora de manera más lenta, según los estudios esto llevaría a una inmunidad de rebaño (la que se adquiere en el modelo Natural) en unos cuatro a seis años según la movilidad y las condiciones sanitarias de cada país.

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Ahora, el tercer escenario se abre ante la mirada general médica con la vacunación. Una técnica descrita científicamente por los humanos desde el siglo vii, utilizada por algunas otras especies, es uno de los mecanismos de convivencia y coexistencia de los seres vivos con los patógenos. Y es que, aunque sorprenda, no es gratuito que seamos la especie dominante en el planeta. En gran medida se debe a los avances en el control de las infecciones y el contundente éxito evolutivo.

Las vacunas son mecanismos diversos de presentación de patógenos al sistema inmune de una manera controlada y contenida, que facilitan el trabajo del sistema de defensas del cuerpo para reconocer un microorganismo invasor, montar una respuesta defensiva y aprender al respecto de este y generar inmunidad de manera rápida y segura para el cuerpo. En el caso del SARSCo-V-2 se han desarrollado tres tipos de vacunas según mecanismos que ya eran conocidos para presentar antígenos (los que vienen del microorganismo patógeno) al sistema inmune, para que este genere anticuerpos (los sellos de marcación que permiten que el organismo ataque, neutralice y elimine al posible agresor). Describiremos cada uno de los mecanismos un poco, no solo porque en verdad son maravillosos y casi dignos de ilustrar en una película, sino porque hablan de manera tangencial de la forma en que enfrentamos como humanidad los problemas.

El primer mecanismo es el de Virus Atenuado, esta es una técnica conocida donde se toma el agente real de la enfermedad, se neutraliza de manera externa sin desintegrarlo y luego se inocula en el huésped que lo reconocería como invasor. Es por más interesante este abordaje, ya que supone que una persona con una inmunidad competente es capaz de enfrentarse a cualquier agente infeccioso de manera autónoma y controlada. Esto también justifica el porqué las personas sanas, con hábitos de cuidado de salud adecuados, pueden pasar incluso de manera asintomática la infección. Claro, se entendería entonces que surja la primera duda: Si esto es la enfermedad real, ¿no sería riesgoso para personas que no tienen estas condiciones perfectas de salud? Y sí, a esto se debe precisamente que las vacunas de virus atenuado se utilicen predominantemente en las vacunaciones tempranas o infantiles, donde se trabaja en un terreno inmunológico virgen. Y por supuesto, por esta misma razón, su eficacia en personas más frágiles es más baja. Sin embargo, es un mecanismo relativamente sencillo para producir agentes biológicos de vacunación de alta especificidad y de bajo costo. Un ejemplo de este mecanismo para el caso de SARS-CoV-2 es CoronaVac y Sinovac.

El segundo mecanismo es el del “Caballo de Troya”, donde se usa un vector viral ya conocido por la especie, en este caso adenovirus (uno de los que nos dio a todos alguna vez, pues hace parte de las gripas estacionales), que es modificado en su código genético para que produzca pedazos de SARS-CoV-2 que sean reconocibles por anticuerpos específicos. Esto permite que, aun cuando el paciente nunca se haya expuesto al virus de la COVID-19, en el momento en que “lo encuentre” lo va a poder reconocer y afrontar. Acá es importante entender un poco cómo actúan los virus porque, incluso cuando se habla de que es un bicho que se multiplica, en realidad los virus son más una estructura y no un organismo, esto quiere decir que son inertes y que se pueden quedar “guardados” en superficies, tejidos y células. Es como si fuera un papelito de copia que se mete a un examen: se vuelve inmanejable si todo el salón lo adquiere, pero si solo se queda en el bolsillo de alguien no va a progresar. Esto hace que ese tipo de vacunas necesiten dos cosas:

1. Que el sistema de defensas esté atento y competente.

2.Que sea capaz de reconocer el adenovirus, abrirlo y codificar lo que trae en su ADN. Entre estas vacunas están: Sputnik, AstraZeneca y CanSino Biologics, estas hasta ahora han demostrado ser las más eficaces.

El tercer mecanismo que se tiene en acción lo llamaremos “Novedoso”, es del RNAm (ácido ribonucleico mensajero). Para hacer una claridad rápida pensemos en Lego. Todos tenemos el manual para armar una figura de Lego: ese es nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico), luego tenemos los moldes para hacer las fichas RNA y RNAm;  y por último las fichas que serían las proteínas. Las proteínas son, finalmente, el pedazo de virus que interactúa con el sistema de defensas. Entonces, las vacunas de RNAm lo que hacen es mandar un molde de proteína del Spike del SARS-CoV-2 (el antígeno), como es la proteína característica de su envoltorio se convierte en un marcador ideal, las células sanas usan este molde para hacer Spikes por montones y el sistema de defensa entiende que esas proteínas no son propias y les pone un aviso de peligro. Hagan de cuenta que es como una circular de Interpol (los anticuerpos) que cuando encuentren un coronavirus lo pueden marcar para que las células de defensa lo neutralicen. Estas son las vacunas de Pfizer y Moderna.

Al final, desde el punto de vista técnico, la capacidad con la que contamos en este momento histórico hace que las condiciones en que se enfrentó esta pandemia fuesen por mucho las más favorables. Ahora, es fundamental que fomentemos la conciencia de todos para poner la salud en un primer plano: la prevención y la promoción de la salud son la prioridad de todos, desde lo individual hasta lo colectivo. Trabajar en hábitos saludables que sean transversales a nuestro devenir diario es, hoy por hoy, la mejor herramienta para sortear este tipo de situaciones y, definitivamente, mantenernos como especie. Es momento de tomar las decisiones acertadas, cuidarnos y continuar sin desfallecer hasta que logremos sobreponernos a este momento.

 

Por: Ángela maría Ospina

Ángela María Ospina Obando, médico Universidad de los Andes, especialista en Terapias Alternativas de la UMB, Médico Funcional del ICMF, Directora fundador del Instituto Colombiano de Medicina Funcional.

@DraOspinaFuncional